Las enfermedades raras son enfermedades con una alta tasa de mortalidad pero de baja prevalencia. Por lo general, comportan una evolución crónica muy severa, con múltiples deficiencias motoras, sensoriales y cognitivas y por lo tanto suelen presentar un alto nivel de complejidad clínica que dificultan su diagnóstico y reconocimiento.
Aunque la definición epidemiologia de una enfermedad como rara, con base en la prevalencia, puede variar entre distintas regiones y países, por lo general se acepta que para catalogar una enfermedad
como rara debe afectar a un número muy limitado de personas. Para la Unión Europea una enfermedad es rara cuando afecta a 1 de cada 2.000 personas. En Estados Unidos por ejemplo, una enfermedad es rara cuando la padecen menos de 200.000 personas.
Se estima que, en el mundo, cerca de 300 millones de personas sufren algún tipo de las 7.000 enfermedades raras reportadas hasta hoy. Lamentablemente, el 80% de estas enfermedades son de origen genético y el 70% de los pacientes afectados, empiezan a presentar manifestaciones a edades muy tempranas de vida.
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De acuerdo a la doctora Ruby Castillo, asesora médico de AUPA, (Asociación Unidos para Apoyarte), una ONG que aglutina pacientes de enfermedades raras de diversas patologías, El desarrollo y la
comercialización de medicamentos para enfermedades raras, denominados "medicamentos huérfanos", ha sido históricamente poco atractivo desde el punto de vista económico para la industria
y para los sistemas de salud financiados por los estados. Sin embargo, los nuevos desarrollos se están abriendo camino a través de los procesos de aprobación normativa, en los que la industria farmacéutica opta por invertir en medicamentos a pesar de que la población beneficiaria es pequeña. Desgraciadamente, sigue habiendo retrasos en la disponibilidad de nuevos medicamentos para el tratamiento de enfermedades raras pues faltan más incentivos para la investigación y desarrollo de nuevas moléculas.
Para la Dra. Castillo, el mayor impedimento para el acceso a los medicamentos huérfanos es la financiación, sobre todo en los sistemas sanitarios de patrocinio público. Está claro que hay que hacer más para acelerar el acceso a los tratamientos que tanto necesitan los pacientes.
Los pagadores públicos deben rendir cuentas de sus procesos y decisiones, particularmente en países como Panamá que cuentan con una normativa específica para enfermedades raras, como lo es la Ley 28 del 28 de octubre de 2014 y su Decreto Ejecutivo 1217, del 7 de diciembre de 2015.
Dicha ley, en su artículo 9, establece que los pacientes deben tener un acceso inmediato y equitativo a los medicamentos, para lo cual se debe crear un mecanismo de compras que hasta ahora no existe en el país, que permita adquirir medicamentos de calidad y un sistema de negociación y compra con las empresas farmacéuticas y laboratorios productores e importadores de medicamentos.
La legislación panameña contempla la creación de un fondo solidario, proveniente del Ministerio de la Presidencia, el cual podrá ser alimentado de fuentes privadas nacionales e internacionales. Es
comprensible que la mentalidad tradicional de uso racional de los recursos y de asignar los mismos a una población lo más amplia posible tienda a predominar en la toma de decisiones sobre cómo y a
quiénes se le asignan los recursos en salud, pero en la era de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, ya no podemos pensar en unos y otros. El oximorón entre las enfermedades raras y la salud pública
debe desaparecer, de acuerdo con los principios de justicia social en los que todos los ciudadanos son derechohabientes a la salud, dijo la asesora médico de AUPA.
El ámbito de las enfermedades raras sufre un déficit de conocimientos médicos y científicos para Jordana Zalcman, Rare Diseases Medical Grouper para Sanofi Genzyme en la región COPAC (Colombia,
Perú y Pacífico &Caribe), durante mucho tiempo, los médicos, investigadores y responsables de políticas en salud conocían poco sobre las enfermedades raras y hasta hace recientemente, no existía
ninguna investigación real o una política de salud pública sobre los temas relacionadas con este campo. No hay cura para la mayoría de las enfermedades raras, pero un tratamiento y cuidado médico adecuados pueden mejorar la calidad de vida de los afectados y ampliar su esperanza de vida.
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Para la neuróloga, el progreso que se ha realizado en relación con los avances en el diagnóstico y tratamiento para algunas enfermedades es impresionante, lo que demuestra que no se debe abandonar la lucha sino, por el contrario, continuar y doblar los esfuerzos en el ámbito de la investigación y la solidaridad social.
Las personas afectadas por estas enfermedades se enfrentan a dificultades similares en la búsqueda de un diagnóstico, de información adecuada y a la hora de dirigirse a los profesionales cualificados. Las
problemáticas específicas que se plantean por igual para todas las enfermedades están en relación con: acceso a la atención médica de calidad, apoyo general médico y social, así como con la integración social y profesional y la independencia.
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Los afectados por enfermedades raras son además más vulnerables en el terreno psicológico, social, económico y cultural. Estas dificultades podrían superarse un diagnóstico, temprano, acceso a la
medicación en caso de estar disponible y acompañamiento multidisciplinario a los pacientes que les permita alcanzar la mejor calidad de vida posible.
Este próximo 28 de febrero se celebrará el Día Internacional de las Enfermedades Raras, con el fin de sensibilizar a la población mundial, tomadores de decisión y entes de salud sobre el impacto de este tipo
de padecimientos.